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Sí, lo llamaron emprender.
Aquello que las personas valientes hacen para convertir sus sueños en realidad.
Aquello que nadie te explica qué conlleva, pero todos te cuentan cómo hacerlo.
Falsos profetas de las utopías, claro. ?

¡Qué cagada! Lo entendimos mal… muy mal.
Nadie nos contó lo que se sufre, lo que te arrastra, lo que te frustra.
Nadie nos contó las noches sin dormir, la impotencia de sembrar y no recoger cuando creíamos que tocaba hacerlo. Que nos merecíamos hacerlo… ?

Nadie nos contó que nos encontraríamos con las puertas cerradas de aquello que llamamos sueños.
Que las puertas entre abiertas no son más que señuelos para picar y tropezar.
Que la vida es jodidamente caprichosa…

Nadie nos contó que emprender es sinónimo de pasarlas putas… muy putas.
Que trabajar 15 horas o más al día era lo normal, para terminar siendo un hábito mal entendido, claro.
Que aceptar cualquier trabajo, a cualquier precio, o gratis, claro, era el sentido de prostituirte durante un breve tiempo caduco… o no tan breve… ??
Que eso era el precio a pagar con todas las consecuencias, siendo solo el preámbulo del aprendizaje que vendría.

Pero aprendimos. ¡Vaya si lo hicimos! ??
Besamos el frío lodo. Una y otra vez, claro. Una sola era de cobardes, de mediocres. A los emprendedores nos va la marcha. Masocas por naturaleza, oiga. ?
A testarudos no nos gana nadie.
A persistentes, tenaces y obstinados, tampoco.
Aprendimos a no encariñarnos con ese frío suelo que te aprieta las entrañas para regocijarse de los momentos bajos.
Nos convertimos en el Ave Fénix que lleva tatuada la resiliencia como concepto de vida.

Y sobrevivimos.
Nos levantamos y dimos una trompada en la mesa con el puño cerrado y lleno de ganas.
Porque el secreto siempre reside en ellas. En las ganas, claro.
Dimos el guantazo en nuestra mesa, y en la de ellos.
Empezamos a creer en nosotros.
A ponernos en valor.
A querernos más, pero sobre todo, mejor.
A entender que emprender es solo la palabra sinónimo de libertad. ??⭐️?

Sí, aunque doliera, y aunque siga doliendo.
Aunque no lo entiendas ahora.
Aunque creas que no sé de lo que hablo.
Créeme que sí, que lo he vivido.
Lo he sentido en mis entrañas, en la piel que me da cobijo, en el ayer, y en el ahora también.
Que he pasado hambre. Del de verdad, no del de las películas…
Que he tenido que hacer contorsionismo para sobrevivir.
Que he querido mandarlo todo a la mierda.
Porque sí, claro, EMPRENDER ES UNA MIERDA. ?
Hasta que recoges lo que llevas tiempo sembrando.
¡Y ni se te ocurra dejar de sembrar! ?

Yo no lo hice.
No dejé de sembrar, y tampoco de recoger.
Y aquí sigo, sembrando sueños, cuidándolos, moldeándolos, aprendiendo de ellos.
De mis sueños, y de los de otros… a diario.
Y oye, tampoco me ha ido tan mal. ⭐️?

Querido yo de hace siete años:
Gracias por enseñarme a caer, levantarme y seguir adelante.
Fue jodido. Y mucho…
Pero mereció la pena, y la sigue mereciendo.
Sí, lo llamaron emprender. Pero querían decir aprender. ?

Emprender Eia Guardiola

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