HOLA.
NO, NO SOY UNA ONG.
FIN.
Hace dos o tres días volví a recibir uno de esos maravillosamente patéticos mails para TRABAJAR GRATIS para alguien. Llamados profesionales, oiga.
Sí, de esos que si tuvieras a la persona delante, llámese pseudo profesionales, no sabrías cómo hacer uso de tu inteligencia emocional para que lo que piensas y sientes, con lo que haces y quieres hacer, concuerden y sean acciones coherentes.
Ya me he cansado, imagino que como muchísimos de vosotros, de dar explicaciones innecesarias a clientes o contactos que no las merecen. Por razones obvias, claro.
Cansada de escupir sentimientos de impotencia e indignación cuando recibimos este tipo de mails. Y que para más inri, solo sufrimos nosotros.
Cansada de que la gente te tome por el pito del sereno.
Tonta igual sí (a veces solo me la hago, oiga, que resulta hasta interesante hacer ver que no te enteras…).
Pero gilipollas no. Gracias.
No voy a perder ni un segundo más en responder este tipo de mails de los que, afortunadamente a estas alturas, ya me río en lugar de sufrirlos en silencio. O públicamente, ¡qué más da!
No, no soy una ONG
Solo yo sé lo que me ha costado llegar donde estoy. Y lo que me sigue costando para seguir aprendiendo y creciendo.
Igual que vosotros, como profesionales (y personas por encima de todo) sois las únicas personas que sabéis cuánto cuesta estar donde estáis profesionalmente y lo que conlleva personalmente.
Nadie mejor que tú mismo sabe los sacrificios realizados, las noches sin dormir, las lágrimas en silencio, las horas de investigación, de educación y las equivocaciones cometidas (aunque sean parte de ese fracaso como sinónimo de aprendizaje)…
Nadie mejor que tú mismo sabe los días de insomnio, el dinero invertido, los proyectos que nacieron y murieron para llegar donde estamos.
No creo en las verdades absolutas
Creo en las caídas como parte del aprendizaje.
En los resultados después de meses de trabajo.
En la satisfacción personal y colectiva de un equipo humano.
Creo en el diálogo para el aprendizaje y la evolución común.
Creo en el compañerismo incluso siendo competencia.
Sí, creo en los valores humanos para el progreso profesional.
Sí, aunque a veces la jodamos inconscientemente con algunas personas (me incluyo). Eso también nos hace aprender a mejorar como seres humanos.
Creo en el respeto y en la tolerancia profesional.
No creo en los pseudo profesionales que van pisando cabezas. Ni les quiero cerca.
No creo en las palabras vacías de quienes se llenan la boca de ellas.
No creo en una única verdad. Por tangible que sea, siempre hay espacio para la argumentación.
Pero en lo que tampoco creo, es en el trabajo gratis para proyectos ajenos de los que se hacen llamar profesionales. Ni los tuyos, ni los míos propios.
NO, NO SOY UNA ONG, joder…
Mi libro “HOGAR ES” está lleno de frases para pensar y motivar.
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Un libro de desarrollo personal para leer en los días jodidos… y en los que no. 😉
Hola Élia, un gusto leerte, me pareció muy interesante el titulo de tu artículo, creo que hay una línea muy delgada entre los términos servir, y hacerlo gratis, justo me encuentro en un momento en el que busco definir cómo darle un precio a mis servicios, porque empiezo a incursionar en este mundo de freelance; he aprendido (gracias a una amiga con quien tomé un programa) que el dinero es una manera de bendecir el trabajo del otro, de bendecir esos talentos que pone al servicio de los demás, así que entiendo debe ser equilibrada la propuesta, que sea una propuesta interesante para tí y para ellos, donde se cree una relación ganar-ganar. Bueno me despido, un placer leerte. Bendiciones!
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Más claro no podías haberlo dicho Rocío. Así es. Trabajar por un precio en el que tú estés cómoda y te compense, y por otro lado, saber que ese precio lo puede pagar el cliente objetivo al que quieres dirigirte. 🙂
Abrazo gigante y gracias por pasarte por aquí. 😉
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